Durante los días 1 al 6 de Agosto pasado (varios años atrás) se ha celebrado en las playas de Tarifa el 11 Cursillo de Verano de la Asociación Shotokai de España.

Este cursillo es una faceta más del apretado y continuado programa de elevación de nivel técnico dentro de Shotokai.

Así, tras la visita del Maestro Egami en 1978, se continuó con tres cursillos a cargo del Maestro Miyamoto y recientemente con la ya comentada visita del Maestro Hirinoshi.

Aparte de estas visitas anuales, la Asociación Shotokai tiene la suerte de contar con la presencia del Maestro Atsuo Hiruma, como delegado para España (en la actualidad Europa) de la Nihon Karate-do Shotokai.

Gracias a este maestro, se están realizando un sinfín de actividades y encuentros a lo largo de todo el año de forma sistemática y programada, en la que este cursillo de verano ha pasado a ser la piedra de toque que sirve como colofón de todas las actividades anuales.

Al finalizar este cursillo de verano hemos entrevistado al Maestro Hiruma.

¿Cuáles son sus objetivos para la Asociación Shotokai?

Quiero hacer de ésta una organización fuerte y dinámica, para el desarrollo del karate-do que predicaba el Maestro Funakoshi y que continuó el Maestro Egami.

¿En qué ha consistido fundamentalmente este cursillo?

Para nosotros tiene una importancia especial «DEAI» (Encuentro) y «OMOI» (Ayudar con cariño y desapego). En este tipo de cursillos demos una importancia capital más que a la técnica al desarrollo espiritual y al sentido de compañerismo. Por este especial carácter de encuentro que posee, asisten miembros de todas las provincias donde se imparte el Karate-do Shotokai. El conocimiento mutuo aparece a través del esfuerzo. Así, por ejemplo, al hacer 1 km. de canguro se desarrolla un auténtico sentido de ayuda y comprensión mutua, animándose unos a otros para superar sus limites.

¿Cómo ha encontrado el nivel de los participantes?

Todos intentan expresar Shotokai. Nuestra escuela oficialmente no participa en competiciones, por lo que no busca metas a corto plazo, por eso demos una gran importancia al proceso de maduración, sin esperar resultados, buscando una mayor profundidad en la comprensión de Karate-do.

Hemos visto que junto con las técnicas de Karate usted enseña Bo y Taichi-chuan ¿con que fin?

El Bo es fundamental pare la coordinación de los brazos con la cadera, para el estudio correcto del Hikite y Niguiri, así como pare buscar pesadez en las técnicas, ya que el bo no se puede manejar solamente con los brazos.

El Taichi es importante pare el estudio de la respiración y la fluidez de los movimientos así como del control del peso.

El origen del Karate-do se remonta a China. Allí existían dos estilos: el del Norte y el del Sur, del que evolucionaría el Karate. Estos estilos tienen diferentes conceptos del cuerpo humano.

El primero considera al cuerpo humano como una bolsa que interiormente esta llena de agua. El segundo la considera como algo sólido. En éste fortalecían y endurecían los nudillos, aumentando la capacidad de romper cosas sólidas.

El Maestro Egami, ayudado por sus discípulos más avanzados, a través del estudio práctico del Karate-do llegó a la comprensión de que «el cuerpo humano, originalmente es flexible y vivo; no es una estatua», por lo que el verdadero golpe eficaz tiene que ser capaz de afectar al cuerpo en este estado.

Con esta idea del Maestro Egami se identifica el Kung Fu del Norte. Esta escuela coincide con Shotokai en la importancia que da a los siguientes puntos:

Se conoce que el Karate-jitsu de Okinawa tenía mucha influencia del Kung Fu del Sur, pero si se sigue profundizando se encontrará que el origen se remonta al Kung Fu del Norte.

Ahí esta la respuesta del por qué Shotokai busca el estudio del Bo y del Taichi.

¿Cuáles son los objetivos de este tipo de cursillos?

La vida cotidiana cada día es más cómoda. No queremos sufrir ni realizar ningún esfuerzo para conseguir las cosas. De esta forma utilizamos los coches para los desplazamientos cortos, la comida la encontramos al alcance de la mano en la nevera, etc.

Buscamos llegar al origen de la vida, desarrollando el espíritu de supervivencia y la verdadera de comprensión.

Aunque sólo sea una semana de cursillo, las condiciones del mismo hacen que un solo día equivalga a una semana de entrenamiento en el Dojo. Pienso que para los jóvenes, aunque sea una vez al año sería muy positivo el asistir a esta experiencia.

Superar una semana de cursillo da el poder y el autoconocimiento de soportar cualquier cosa de la vida cotidiana.

Al comunicarme a través del duro trabajo con mis alumnos recuerdo mis días de práctica en Japón, donde el entrenamiento era horrible.

Siento una gran satisfacción al ver que en España también se entrena igual de duro.

En la enseñanza de las Artes Marciales es muy difícil ver resultados a corto plazo, pero dentro de diez o veinte años espero que esta experiencia ayude a una más correcta comprensión de la vida.